miércoles, 15 de agosto de 2018

Sobre "El collar de la paloma"



Aunque con total seguridad, si yo hiciera inmersión (presencial) en la cultura árabe me esperaría una lapidada magna y lo impepinable es que los cargos contra mí, sería un catálogo sin esquinas, más impepinable es, que así sea desde las afueras, desde la seguridad de mi inseguro país, desde la mirada fisgona que me permite husmearlos en letras; los árabes han generado productos literarios que tal esplendor, que no tiene par en algunas arenas temáticas ni contrincante alguno con algunos estilos literarios.

A ese mencionado esplendor solo le puede hacer frente una sábana gigante de desconocimiento y un mantel de ignorancia, capaz de mantenerlos tan anónimos y ocultos en los estantes de la literatura universal durante tanto tiempo.

A manera de reivindicación, sugeriría que ningún ser humano que se autorotule de "amigo de la lectura" o "amante de la lectura" (siendo este último el sustantivo en el "top 1" de los -¿pseudo?- literatos), pase de largo ante "El Collar de la Paloma". Este es un tratado de amor, sin igual, que hace sentir como un amasijo de cursilería cualquier otro escrito que se ose abordar la temática del amor y sus primas hermanas (desamor, traición...).

Quizá el que lea esta entrada, piensa que sabe qué es el amor y el desamor, quizá haya sentido que alguna vez se enamoró, o pe(mej)or aún: que siga enamorado. Pues, tajantemente podría proclamar que se equivoca, que no sabe realmente en lo que consiste.

¡Yala, yala!

Más aún, para hacer una real justicia literaria (y humanitaria), hay que retornar las cosas a su lugar, y en ceremonia de reivindicación, es más que prudente -quizá hasta sabio (?)- anunciar tajantemente, que de los humanos, el único que realmente se ha enamorado (de un humano), ha sido Ibn Hzm de Córdoba ¿Cómo sino fue que escribió tal obra a la que ni me atrevo a ponerle un humano adjetivo? yo, que soy tan dada a adjetivos tan rebuscados, me quedo corta... a falta de adjetivo que sirva pues, como natural amalgama, un sustantivo: Aletheia (literaria).

Con el perdón de los griegos por la extracción de su concepto, pero algún insolente, dejó a Occidente sin esta palabra. Siendo francos, sabemos porqué, y que el insolente no es tal, sino prudente. Era imposible para nuestro cuadriculado entender , abarcar la dimensión de tal sustantivo y ninguna de nuestras letricas sin cenit, servía para tal menester. Carecemos de precisión (y profundidad y anchura) para un óptimo empalme interpretativo.

Estaremos exiliados de muchos conceptos griegos por la estrechez de nuestra mente. Estaremos exiliados, además, de muchas obras magistrales árabes, por la estrechez de nuestra biblioteca, que no se le hace ni ligero (o tan siquiera torpe) mención (cuando no, honor).

Mafi justicia en nuestras bibliotecas. Que se los carcoma la consciencia por tan imprudente imprudencia omisión...

In shaa' Allah

***

"¡Oh, tú que me censuras porque amo
a quien no han visto mis ojos!
Te excediste al pintarme
como muy propenso al enamoramiento,
porque dime: ¿Conoce alguien el paraíso
si no es porque le hablan de él?"

"(...) Al acuerdo de las almas puede llegarse por
caminos físico."

"Reproches y quejas por injusticias
vinieron de quien era a la vez ofensor, juez y litigante.
Se quejaba de lo que sentía, sin que nadie,
más que aquél de quien se quejaba, supiera lo que quería decir".

"¿Volverán para nosotros los tiempos de la unión?
¿Tendrán un límite las vueltas de esta Suerte?
La espada se ha hecho sierva del palo.
La cautiva gacela se ha tornado león".

"Tengo un acompañante fijo, que, adrede, no se va nunca.
¡Qué tristeza produce esta compañía!
Como no nos deja, él y nosotros hemos venido a ser
como el nombre y la cosa nombrada".

"Era flecha mortal y se hizo vida.
Era veneno y se tornó triaca".

"Me maravillo de un calumniador que anda siempre tras nuestro secreto,
y que no respira sino para saber nuestras noticias.
¿Qué le importan a él mi congoja ni mi angustia?
Yo me como la granada y a los hijos les da dentera"

"Una de las maravillas del tiempo,
que abruman a quien les oye y a quien les dice,
es que la montura desee al jinete,
que el interrogado se someta a quien pregunta,
que el cautivo domine al aprehensor,
que el muerto ataque al asesino.
Antes de ahora jamás oímos entre las gentes
que lo esperado se humillara ante el que espera.
¿Puedes explicarlos de otro modo
que por la sumisión del participio pasivo al activo? "

"Las criaturas de Dios que ves son todas distintas:
Tú bebe lo bueno, si no te es dado lo mejor.
No te contentes con el agua turbia más que a la fuerza,
cuando sobre la tierra no hay otra aguada.
Pero al agua salobre no te acerques, porque no se traga,
y un hombre libre debe preferir la sed".

"(...) Pero si las tinieblas cubre al sol,
¿Qué habrá de pensar de la luna nueva?"

"(...) Mi alma rechaza por necesidad el calificativo de vil,
como las partículas que rigen genitivo rechazan al verbo.
(...)
Mi juicio surca todo lo encubierto,
como surcan el cuerpo las venas palpitantes.
Claramente distingo hasta el rastro de las hormigas,
mientras a ellos se les ocultan los refugios de los elefantes".

"(...) Ausente está mi amada, como el que está en la tumba,
de quien no te separa más que la losa que la cubre".

"Quisiera que quien está fuera de la tierra estuviese dentro,
y que quien está dentro, estuviese afuera;
que me hubiese muerto antes de esta calamidad que ha venido
a dejar en mis entrañas brasas de fuego;
que mi sangre hubiese lavado su cadáver
y que las costillas de mi pecho fuesen su sepulcro".

"(...) No es humana más que de linaje;
no es un genio más que en la apariencia".



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